jueves, 20 de noviembre de 2014

Cerci, el mal de Diego Ribas

Los futbolistas siempre se sienten más cómodos cuando vuelven a su país cuando militan en un club extranjero. Aunque sepan que hoy en día, casi al instante, las declaraciones llegan a todo el mundo, es frecuente que "se les caliente la boca". Cerci, incluso lo dijo al comenzar a hablar, pero no pudo parar ni contenerse. Simplemente fue sincero. De verse siendo uno de los protagonistas del Torino, en el Atleti se siente un extra que apenas sale en el plano. Estas declaraciones demuestran que todavía no ha aprendido el primer mandamiento, el más básico e importante: lo primero es el equipo, el compromiso para con él. A diferencia de Mandzukic, que venía de ser el máximo goleador del Bayern, un 9 rematador de toda la vida, en lugar de querer únicamente que le pongan balones para rematarlos, se remangó y se puso a luchar en el lodo. Lo primero es el trabajo, y cuando ya se está trabajando, intentar hacerlo con el mayor talento posible. A Diego Ribas le pasó lo mismo, y cuando lo comprendió, se dio cuenta de que no le daba el físico para hacer tanto trabajo. A Griezmann le pasa algo parecido. Sabe que lo primero es trabajar, pero el físico no le da para jugar los noventa minutos a ese nivel.
Tanto el brasileño como el italiano fueron peticiones del Cholo, pero no por ello tienen el puesto asegurado, como mucho se le dará varias oportunidades. Cerci las tuvo, pero contra en Valencia salió desde el banquillo y fue expulsado a los pocos minutos, lo que quiere decir que dejó a su equipo con uno menos, el mismo trabajo con menos efectivos. Daba igual que el partido pareciera sentenciado. Casi era peor, nunca hay que bajar los brazos.
Cerci tendrá un gran talento, pero hasta que no se dé cuenta de donde está no jugará con frecuencia en el Atlético de Madrid, por lo menos mientras esté el Cholo Simeone en el banquillo, y no le va a esperar eternamente. Y con declaraciones como esas lo único que consigue el jugador italiano es que su entrenador pierda antes la paciencia.